Abriendo puertas (al empleo)

 

Hace unos días veía un comentario sobre una oferta de trabajo en el Sur (Los Cristianos), para un puesto de trabajo que puede resultar atractivo; una chica, al enterarse de dicha ubicación, solamente comentó: “¿En el Sur? Jooooo”.

“Jooo” como respuesta. Ni se interesó por si la oferta de empleo le compensaba el desplazamiento. Nada. Simplemente, cerró la puerta. Posiblemente, la chica tenga sus razones, pero me quedo con la sensación de que, simplemente, ese empleo “no le cuadraba”.

Quienes trabajamos en empleo y formación, nos encontramos más frecuentemente de lo que quisiéramos, con personas que cierran la puerta a las posibilidades que se encuentran porque no encajan en sus esquemas. Claro que una persona tiene derecho a elegir qué puesto de trabajo prefiere y se adapta mejor a sus competencias, necesidades y preferencias, pero mucho me temo que, muchas veces, las personas tenemos unos esquemas muy limitados sobre las oportunidades laborales que existen.

Para ser sensibles a esas oportunidades, hay dos grandes preguntas: “¿Qué busca el mercado laboral?” y “¿Qué puedo aportar yo?” (¿cuál es mi sitio?). Para eso, hay que abrir los ojos hacia afuera y hacia adentro.

PARA ABRIR PUERTAS, HAY QUE ABRIR LOS OJOS.