El trabajo me atormenta: algunas respuestas sobre el estrés laboral

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Esta entrada es producto de la entrevista que me realizó Dácil González para su TFM en Recursos Humanos.

 

¿Cuáles son los primeros y principales síntomas del estrés laboral?

El estrés es una reacción natural ante a situación que la persona como amenazante, lo que desencadena una respuesta de “tensión”, que es, precisamente, el origen del término “estrés”. Por tanto, ante una situación de tensión, nuestro cuerpo se activa para responder a la demanda: se incrementa el pulso cardíaco, la tensión arterial y la respiración, aparece sudoración, etc.

Estrés y ansiedad se relacionan, pero son términos diferentes: un estrés continuado es uno de los mecanismos desencadenantes de la ansiedad; ésta aparece cuando tenemos pensamientos recurrentes de preocupación acerca de la situación temida (en este caso, el trabajo). Esta ansiedad se manifiesta de tres maneras fundamentales, en lo que en Psicología se llama “triple sistema de respuesta”:

  • Respuestas emocionales: Apatía, fatiga, irritabilidad, nerviosismo, baja autoestima, hipersensibilidad, etc.
  • Respuestas cognitivas: Pensamientos de preocupación constantes, despistes y olvidos, empeoramiento en la toma de decisiones, etc.
  • Respuestas comportamentales: Predisposición a accidentes, consumo de drogas, falta o exceso del apetito y de los patrones de alimentación, alteración de los ritmos de sueño y descanso, temblores, alteraciones en el habla, etc.

Además de estas respuestas comportamentales, aparecen una serie de conductas laborales indeseables, como el absentismo, alta rotación del personal, baja productividad y satisfacción con el trabajo, merma en la alineación con la cultura corporativa, empeoramiento del clima laboral, etc.


¿Cómo podemos darnos cuenta de que estamos sufriendo estrés laboral? ¿Existe algún método de autodiagnóstico?

Hay signos que pueden ayudarnos a darnos cuenta de que quizás necesitamos ayuda profesional. Una fatiga continuada, unos malos hábitos de comida o descanso, la poca capacidad de “desconectar” de los problemas del trabajo cuando estamos con la familia o los amigos, la irritabilidad e hipersensibilidad, etc. son factores a tener en cuenta. También es importante revisar nuestra salud en general: la hipertensión, las cefaleas, las afecciones gástricas y otras dolencias comunes suelen aparecer conjuntamente con la ansiedad.

Claro está que, si preguntásemos a diversas personas por si sufren de estrés o ansiedad laboral, seguramente la respuesta mayoritaria sería afirmativa; sin embargo, no todos esos casos corresponden a personas con ansiedad, ni mucho menos. Esto se debe a que, socialmente, se frivolizan muchas veces términos clínicos y no se toman con la debida prudencia.


¿En qué momento resultaría necesario acudir a un especialista?

El hecho de plantearnos que quizás necesitamos ayuda profesional es ya un buen indicador para dar el paso. Especialmente, sería recomendable acudir a un profesional cuando notemos que ha habido una merma en nuestra calidad de vida. A veces, somos nosotros mismos quienes más tardamos en darnos cuenta de que nos sucede algo, y es nuestra familia quien primero observa esos cambios, así que haremos bien en escucharlos atentamente cuando nos digan que nos ven más preocupados, irritables, cansados, etc.


¿Qué sector del mercado laboral está sometido a más estrés? ¿Nombrarías alguna profesión en concreto?

En general, distintos estudios señalan algunas profesiones como bomberos, policías, pilotos de avión, militares, altos ejecutivos, organizadores de eventos, maestros, periodistas de prensa escrita, presentadores de televisión y taxistas.

Evidentemente, el estrés al que está sometida una persona dependerá de otros muchos factores, además del rol profesional que desempeña.

Algunos elementos de los puestos de trabajo estresantes parecen ser:

  • La presión temporal para lograr resultados.
  • Objetivos laborales difícilmente alcanzables.
  • Riesgo físico en el desempeño del trabajo.
  • Alto nivel de responsabilidad.
  • Alto nivel de exposición pública (particularmente, la exposición a quejas, reclamaciones y negativas a peticiones).
  • Entorno desorganizado, caótico e impredecible.
  • Exigencia de respuesta inmediata.
  • Condiciones penosas y/o insalubres.


¿De qué manera están sometidos al estrés laboral los altos directivos en particular?

Además de estar habitualmente situados a una gran presión para lograr objetivos crecientes cada trimestre o cada año, los rápidos cambios en el entorno social y empresarial hacen que el contexto donde los altos directivos ejercen sus funciones sea volátil y difícilmente predecible, lo que lleva a una sobrecarga extra.

Asimismo, al estar en una posición intermedia entre la Dirección General y los mandos intermedios de una empresa, los altos ejecutivos y ejecutivas están encargados de mediar en conflictos en los que los objetivos de las personas son diferentes y, a veces, totalmente contrarios, lo que representa un desgaste para quien intenta conciliar.

Otro de los elementos a tener en cuenta en este aspecto es que, en ocasiones, la propia estructura organizacional y funcional de la empresa no facilita que los altos directivos puedan delegar partes de su trabajo, que podrían ser encargadas a otras personas en una empresa con mayor flexibilidad organizativa.


¿Cuál sería el mejor método, que deberían seguir las empresas, para prevenir el estrés laboral entre sus empleados?

En el estrés y la ansiedad laboral influyen distintas causas, por lo que las soluciones deben ser también diversas. Podemos hablar de distintas líneas de acción:

  • Minimizar la incertidumbre: Mejorar la comunicación desde la dirección hacia los empleados y empleadas, haciéndola más clara y eficiente. Establecer políticas claras, consensuadas y transparentes de evaluación del desempeño y políticas retributivas. No propagar y minimizar el impacto de rumores y bulos.
  • Mejorar la elección, redacción y comunicación de objetivos: Seleccionar objetivos realistas, bien definidos, y trasmitirlos de manera eficiente.
  • Habilitar mecanismos eficientes para mejorar el reparto de tareas, la delegación de funciones y equilibrar las cargas de trabajo.
  • Desarrollar mecanismos de prevención, mediación y solución de conflictos.
  • Mejorar los indicadores de prevención de riesgos laborales, tanto en ergonomía y seguridad e higiene, como en cuanto a aspectos psicosociales.

¿Qué podemos hacer nosotros mismos, y el resto del personal de la empresa, para minimizar el impacto que supone el estrés laboral?

A título individual, podemos llevar a cabo distintas acciones para minimizar el impacto del estrés laboral:

  • Cuidar nuestros hábitos alimenticios, de descanso y sueño.
  • Evitar el consumo de sustancias estimulantes, como café, té o bebidas energéticas.
  • Aprender técnicas que ayudan a regular las emociones, como las técnicas de relajación o la meditación/mindfulness.
  • Utilizar herramientas de gestión del tiempo (agendas, listas de tareas, gestores de proyectos), que permitan optimizar nuestro rendimiento y ser más eficientes; es decir, que seamos eficaces con un menor consumo de tiempo y esfuerzo.
  • Clarificar las prioridades de nuestras tareas, determinando la urgencia e importancia de cada una, y tomando las acciones pertinentes en cada caso.
  • Aprender a delegar tareas, lo que supone aprender a confiar en nuestro equipo.
  • Aprender a pedir ayuda, entendiendo siempre que es una petición, no una exigencia.
  • Cuidar nuestra comunicación, haciéndola más asertiva, y pedir lo mismo de los demás.
  • No postergar los conflictos, ya que lo habitual es que empeoren si no se resuelven en el momento indicado.
  • Vigilar nuestras expectativas: unas expectativas muy altas suelen llevar a la frustración.

Si deseas saber más sobre el estrés y la ansiedad, te recomiendo echarle un vistazo a nuestro curso Gestión del Estrés  y la Ansiedad.


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